Nocturno
Hace tanto tiempo -me dijo al oído, jadeante todavía, y se acodó a mi lado, desnuda como el viento.
Sombras sobre sombras; una línea de luz en las caderas. Sus ojos brillaban en secreto. Comencé a besarle las axilas; bajé a mordiscos por el perfil de la luna, me detuve en las corvas, la escuché suspirar.
- Sigue soñando -le suplique-. No vayas a despertar.
Por:
Felipe Garrido.