Friday, November 10, 2006



Muchas veces lo he tildado de mal pedo, salido de una película joligudense, como una expresión metafísica de control y de propiedad, hasta pertenencia. Algo a lo cual no puedes negarte aunque no pases a la persona que te lo da o te lo pide porque simplemente, es como dar un vaso de agua o un cigarro, no se puede negar. No puedes decir que no tienes ganas. Se da hasta por misericordia, por meter un poco la mano, por cariño, por amor si lo quieres ver así, hasta reciprocidad. Otras tantas he creído que es un intento por desvanecer las ligas que nos unen, algunas ocasiones desesperadas, otras sinceras. Debo decir que no me agrada hacerlo muy seguido, ni con muchas personas, incluso lo pienso dos veces para dárselo a las personas que aprecio, en ciertos momentos. Lo más extraño es que me parece como un brote materializado de la psicología humana (inconsciente) como intento de negar la individualidad ontológica que nos tiene tan abrumados porque no sabemos vivir con ella, nos parece terrible tener problemas (mis problemas, tus problemas, nuestros problemas [o sea, más bien, los tuyos y los míos], sin compartirlos [nadie sabe lo que siento]. Mentira moderna. Normalmente confundimos subjetividad con individualidad y con intimidad. Ese tipo de cosas, las que me estremecen hasta lograr por lapsos una especie de desconcierto llegando a nausea o al menos mareo. Estamos tan atrampados (o sea, caídos en una trampa, como estirando los brazos a lo tonto por desesperados queriendo salir [a veces eso parecen los abrazos]) a esa manera de pensar. Difícil es despojarnos de las ideas o corrientes que arrastra la historia humana, un ritual profano, catastrófico, que empezó con la modernidad, esa separación con lo otro [hasta lo llamamos lo otro, a todo]. En fin, es tan pesado pensar en un simple abrazo ¿Es igual de pesado darlo? ¿Crees que no estoy dispuesto a caer en meras figuraciones mentales salidas de un buen cuento cartesiano como para fingir? ¿Si cedo estoy fingiendo? Te equivocas, a veces siento el raspón del tiempo y el irónico apartamiento surgido de mi manera de pensar que un abrazo sincero es todo lo que puedo desear antes de irme a dormir.
¿Cursilería o fragilidad?


Por:
David Chávez Aguirre

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

mmmm!!! los dos, pero mas bien es necesidad! tal vez no es deseo, pero si una necesidad de sentir

11:22 PM  

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